De China, el estado asiático proveedor en ingentes cantidades de los más diversos productos industriales y manufacturados al resto del mundo, procede el coronavirus SARS-Cov-2, que produce la enfermedad COVID-19: una pandemia que se extiende como por todo el mundo con una curva de crecimiento exponencial, según los datos disponibles.
Virólogos, epidemiólogos y otros expertos, además de industrias farmacéuticas, trabajan intensamente con el fin de conseguir una vacuna contra este virus y nuevos fármacos que puedan neutralizarlo.
Su llegada a Europa está causando estragos en la población, con cientos de fallecimientos y de miles de personas contagiadas. Las altas instancias de la UE y los gobiernos de estados como Italia, Reino Unido, España y Alemania están tomando medidas de gran calado, sin parangón en las últimas décadas. Las repercusiones en la economía y en la sociedad de todos los estados afectados son, y serán en un futuro próximo, inconmensurables.
Ante esta situación, es imprescindible la colaboración de todos los ciudadanos con las Autoridades Gubernamentales y Sanitarias para contener su expansión y acabar con este virus.